jueves, 14 de febrero de 2008

HIJOS DEL FUEGO- RESEÑA- CÉSAR PÉREZ PINZÓN PREMIO NACIONAL DE CUENTO CIUDAD DE BOGOTÁ 2003.

*ESPECIAL PARA EL NUEVO DIA

POR ALBEIRO ARIAS
(Ibagué, Lic. en Lengua Castellana U.T. )


HIJOS DEL FUEGO (cuentos)
César Pérez Pinzón
Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá 2003

Los “hijos del fuego” son seres de alma superior que terminaran siendo desdeñados, solitarios y juguetes de los opulentos. Así se declaró Gerard de Nerval en clara oposición a los “hijos del lodo”, estirpe de Abel. “Hijos del fuego” es el título que César Pérez Pinzón le dio a su último libro de cuentos; obra que fue declarada ganadora del premio nacional de cuento ciudad de Bogotá 2003 y que se suma al premio tolimense de literatura recibido por el mismo autor en 1989. (Pérez Pinzón es autor de las novelas hacia el abismo (1986), cantata para el fin de los tiempos (1996) y los relatos la calle del farol dormido (1986) entre otros).

Los protagonistas de sus cuentos son 10 escritores (11 en realidad) importantes en la historia de la literatura universal, como son: Joseph Conrad, Charles Baudelaire, Francois Villon, Nerval, Thomas de Quincey, Mariowe, Plinio, Dante, Li-po, Hölderlin y Edgar Allán Poe.

Un viaje a través de 20 siglos. Desde Pompeya hasta el Titanic, un recorrido en el tiempo, el espacio y la memoria; donde cada famoso escritor nos deja ver las pequeñas y grandes tragedias de la vida; esas mismas que le suceden a cualquier ser “anónimo”. Por eso no importan las verdades históricas sino las verdades personales que nos permiten indagar y cuestionar lo humano. Pérez Pinzón recrea por medio de la técnica de la Ucronia algunas situaciones (generalmente cercanas a la muerte de cada escritor) no tajantemente como pasaron pero si como pudieron pasar.

Esta obra es sólida por su unicidad, por el sobrio manejo del lenguaje y la metáfora, la creación de atmósferas propias a cada época; resultado de la ardua investigación donde Pérez Pinzón pone de manifiesto su profesión de historiador y fabulador. Además porque cada personaje fue tan bien delineado y caracterizado que no es necesario conocer la obra y la vida de cada escritor para entender el cuento, pues cada cuento se defiende solo. Pérez Pinzón le da a su narrador matices propios a la “forma narrativa” que utilizará cada autor implicado.

La verdad es que cada personaje nos permite conocer sus frustraciones, sueños, ilusiones, y defectos y nos muestra el lado oscuro de cada uno de nosotros. Es ante todo, un esbozo del ser humano visto a través del tiempo, donde queda de manifiesto que nuestros conflictos han sido y seguirán siendo los mismos: El amor, el odio, el miedo, la soledad. Enmarcados con una justa dosis de realismo y fantasía. Este libro nos recuerda que el arte es el destino de todo lo humano y lo humano el destino de toda literatura.

¿CÓMO SE SABE CUANDO UN TEXTO ES UNA POESÍA?

¿CÓMO SE SABE CUANDO UN TEXTO ES UNA POESÍA?

Por: ALBEIRO ARIAS
LICENCIATURA EN LENGUA CASTELLANA. U.T.
albeiro _ arias @ hotmail. com


Esta es una pregunta frecuente que recibe todo profesor de literatura. Lo que no es frecuente son las respuestas, pues estas son, en su mayoría, evasivas. ¿Y como no serlo? Resulta probable hacer definiciones sobre objetos concretos, pero ¿cómo definir algo abstracto? Por supuesto, yo tampoco tengo la respuesta. Lo que tratare de hacer es una aproximación al entendimiento de que es una poesía. Es de entender, que habrá muchas posturas diferentes. Bienvenida la discusión.

Todo poema esta compuesto por una forma (cómo se dice) y un contenido (lo que se dice). El material del que está hecho el poema es el lenguaje de naturaleza verbal, es decir, la palabra. La forma tiene que ver con su estructuración y/o composición bien sea fónica, morfosintáctica, léxica y de unidades figurativas como la comparación, las imágenes, metáforas y las analogías. El contenido atiende a las diferentes volaraciones sobre las visiones de mundo, entre lo que podemos contar con lo ético, lo moral, estético, lo conceptual, cultural, social, histórico, político y psicológico.

El poema puede estar muy bien escrito y sin embargo, no decir nada. O puede decir mucho y estar mal escrito. Esto nos remite a pensar que salvo mínimas excepciones la forma por si sola no garantiza que un texto sea un poema, lo mismo sucede con el contenido. Diríamos entonces que una de las exigencias de un buen poema es el equilibrio entre forma y contenido para lograr una totalidad.

Otro aspecto, que creo, hay que tener en cuanta a la hora de valorar un poema es su comunicabilidad, lo que en ningún momento desconoce la poesía abstracta, pues estos textos deben comunicar algo, de lo contrario no serian más que un montón de palabras sin sentido.

Esta comunicabilidad se logra al integrar los diferentes elementos del poema en el nivel sintagmático, connotativo o de sentido (Horizontal), pues en el nivel paradigmático o denotativo (Vertical) sólo estamos mirando la distribución. Dicho de otro modo, la comunicabilidad se logra al integrar los diferentes campos de asociación semántica distribuidos a través del poema. Este proceso es cognitivo.

En este momento entra a jugar otro actor decisivo y es el receptor del poema, pues es él quien establece a partir de las sensaciones y emociones que le suscita el texto, lo extratextual, lo que está más allá de las palabras, lo inefable, pues las palabras nunca alcanzan para describir todo. El poema, entonces, requiere de un nivel intelectual o de pensamiento para poder percibirlo, es ahí cuando, según creo, un texto adquiere su carácter de poesía. Pues es el lector quien llena de significado a los signos, las palabras y los símbolos, o dicho de otro modo, le da la significación; a partir de los procesos históricos, sociales y culturales de su propia experiencia humana. Si un texto, así quien lo escriba asegure que es un poema, no logra su comunicabilidad y generar altos grados de significación en sus lectores, podremos decir que eso no es un poema sino un simple escrito.